
Miras el teatro sin respirar. Apoyas los brazos en las rodillas, y el rostro sobre tus manos frías. No logras ver la luna, pero no te importa; las personas pasan y te miran porque, sentada así, pareces una muñequita que alguien olvidó. La ciudad a esta hora, es como uno de tus murales favoritos. Las luces tenues, iluminando todo, sin llegar a ti.
Recuerdas su peso sobre tus costillas, cierras los ojos y hueles su cuello, te muerdes los labios para que no se escapen sus besos. La realidad que te une con otro, te susurra que el tiempo no puede volver atrás...
Mini fragmento de un cuento que escribí hace una semana, basada en la anécdota de este post =) me pasaré por sus blogs y trataré de publicar más seguido, gracias a los que siguen comentando!! =)