

De Locura, Letras y Melancolía.
Alguna vez leí que deben ser nueve los meses para despedir a alguien. Han pasado solamente dos desde aquel día en que Saramago se fue de Lanzarote. Sin subir de nuevo esa Montaña Blanca. Quitándole a la isla sus pasos y sus miradas, pero dejando muchos recuerdos, muchos personajes y muchas historias. Un elefante, un violonchelista, ciegos, evangelios, cavernas, y la flor más grande del mundo.
"Aunque no puedas entrar, no te apartes de mí,
tenme siempre extendida tu mano incluso
cuando no puedas verme, si no lo hicieras me
olvidaría de la vida, o ella me olvidará."
El evangelio según Jesucristo
Espero que, en este momento en que una niña de 18 años recuerda la primera vez que tuvo en sus manos un libro suyo, esté contemplando de nuevo su isla, desde aquella Montaña Blanca que tanto disfrutó subir.
No puedo decir nada más... Siempre supe que esta sería mi reacción, pero quería creer que los escritores maravillosos son eternos, que la luz en su pensamiento nunca se va, que se mantiene iluminando el mundo en el que viven, inspirando.
En cierta forma tenía razón... Saramago, ya eres eterno.
1922-2010.